Londres 2009: Federer ganó y agiganta su leyenda
martes, 24 de noviembre de 2009
¿Que ya no es el mismo? ¿Que no expone las sutilezas de antaño? ¿Que ahora sí, verdaderamente, habrá de comenzar el fin de su reinado? Patrañas. Puras patrañas. Roger Federer, para muchos el mejor tenista de la historia, el más completo, el más ganador en las grandes citas, apenas tiene una sutil diferencia en su vida: es padre. Charlene Riva y Myla Rose se deleitan de sólo verlo. Y él, orgulloso, sigue haciendo historia. Ayer venció al escocés Andy Murray por 3-6, 6-3 y 6-1 y se acercó a las semifinales del Barclays ATP World Tour Finals. Pero, más importante aún, se aseguró el número 1 de la temporada y cerró la lucha con Rafael Nadal. Así, se transformó en el segundo tenista profesional que, tras perder el liderazgo (el español terminó 2008 como N° 1), lo recupera. Su antecesor fue el norteamericano Pete Sampras.
Debe saber Juan Martín del Potro que el reloj suizo sigue casi igual que siempre: con talento, con destreza, con esmero. Aunque por momentos parezca que le cuesta el transcurrir del tiempo, aunque parezca que Andy Murray, por instantes, jugara a otra velocidad, Federer sigue siendo Federer.
El partido ante Murray es el mejor espectáculo del certamen. Cambios de ritmo, aproximaciones a la red (¿cuándo volverá la audacia al universo de las raquetas?), drives cruzados, revés a contrapierna. Así como se muestra, si Roger gana todos los partidos, sería un exacto resultado del sentido común.
Gana en tres sets, como contra Verdasco. Otra vez, tras fallar en el primero. Vence, nuevamente, con holgura en el game decisivo, cuando se deciden las partidas. Tal vez algunos disparos se van de la cancha. Acaso ya no sea aquella perfección suiza. Pero sigue siendo el Gran Roger.
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